En el transcurso del proceso de nuestra evolución espiritual adquirimos la habilidad de dirigirnos hacia dentro y acceder a la Beatitud de nuestra alma. Cada uno de nosotros está en una etapa diferente de evolución espiritual. La calidad y cantidad así como la duración de la experiencia de Beatitud son directamente proporcionales a la etapa de nuestra evolución espiritual.

Cuando nos miramos en el espejo cada mañana, estamos tan acostumbrados de ver nuestra imagen. ¿Pero se ha preguntado alguna vez cómo se vería usted si pudiera ver una imagen de su alma?

Esta es una imagen interna de como un hombre común se ve en el mundo de hoy.

Por fuera, limpiamos nuestros hogares y limpiamos nuestros cuerpos diariamente porque la suciedad fuera de nosotros es fácilmente visible. Sin embargo, la limpieza espiritual interna es otro asunto y es raramente emprendida.

Podemos tener la luz más brillante dentro de nosotros, es decir el Alma, pero hasta la luz más brillante cuando es tapada con frazadas gruesas no puede ser vista. Esta oscuridad que rodea a nuestra Alma es ‘la ignorancia espiritual’ de nuestro estado verdadero que es la Beatitud. Esta ignorancia espiritual se refiere a nuestra incapacidad de ver más allá de nuestros cinco sentidos, mente e intelecto y percibir el Alma dentro de nosotros. Cuando nosotros (el alma encarnada) emprendemos práctica espiritual, gradualmente la oscuridad reduce y somos capaces de percibir el Alma y vivenciar la Beatitud de ella.

A medida que nos volvemos regulares con nuestra práctica espiritual comenzamos a obtener destellos de las experiencias maravillosas de lo divino que son conocidas como experiencias espirituales. Describiremos algunas de estas experiencias más adelante.

El estado final es de Shivadasha (es decir, un estado de unidad con Dios o comunión constante con Dios). Este estado final viene cuando la cobertura se ha disuelto completamente y el Alma pura puede brillar completamente sin filtros de ‘ ignorancia espiritual’ para bloquear su resplandor.

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