Estudio de un caso práctico: Problemas graves de piel y alergias a la comida superados al comenzar práctica espiritual
1. Introducción y comentario editorial
2. Los problemas de piel y las alergias que afectaban a Sameer
4. Otros beneficios al comenzar práctica espiritual
Tabla de contenidos
1. Introducción y comentario editorial
A menudo recibimos comentarios de nuestros lectores sobre cómo el contenido de la web de la SSRF les ha ayudado a superar obstáculos en sus vidas. No obstante, de vez en cuando un lector comparte con nosotros un giro dramático y positivo en su vida que es tan excepcional que nos deja en un estado de absoluta gratitud. El abrumador sentimiento de gratitud se debe a que somos parte del proceso que está ayudando a gente de todo el mundo de manera muy profunda a nivel espiritual. Aquí compartimos con usted el caso del Sr. Sameer Sangha de Vancouver, Canadá, quien después de comenzar la práctica espiritual experimentó cambios dramáticos a nivel físico, psicológico y espiritual. La siguiente es la historia de sus experiencias en sus propias palabras.
2. Los problemas de piel y las alergias que afectaban a Sameer
Echando un vistazo retrospectivo a mi vida, esta estaba siempre afectada de problemas de piel, alergias a la comida, médicos y estadías en hospitales, que algunas veces acababan provocándome depresiones y haciendo que me preguntara por qué me estaba pasando todo esto.
A los dos días de haber nacido desarrollé erupciones cutáneas y alergias a la comida. Cuando tenía alrededor de cinco meses de edad, ambas condiciones eran tan graves que tuve que ser hospitalizado. Mi madre tenía que cambiarme la ropa de dos a tres veces durante la noche y también tenía que cambiar mis sábanas porque se mojaban con toda el agua que expulsaba mi piel. A los dos años estuve hospitalizado de nuevo durante dos semanas debido a la gravedad de mi condición. Estuve entrando y saliendo del hospital hasta los tres años. Para frenar el problema se me prescribió una dieta basada en carne y no se me permitía tomar leche de vaca ni de soja. Durante este período mis padres incluso intentaron que viviéramos en el sótano de otra casa porque el médico pensó que la calefacción (seca) de nuestra casa estaba provocando el eczema y que la calefacción (húmeda) de la otra casa sería mejor para mi piel. Sin embargo, esta teoría no ayudó y mi problema de piel prosiguió sin cambios.
Esta es una foto de cuando tenía tres años, y como se puede ver, mi cara estaba cubierta de erupciones.
Cuando tenía cinco años se me trató mediante medicina tradicional china, que consistía en beber una mezcla de hierbas con té. Funcionó bien y, entre los cinco y los ocho años, hubo una mejoría manifiesta. No obstante, el problema cutáneo y las alergias nunca se curaron, sino que se suprimieron mientras tomaba la medicina. Me había resignado a no esperar nunca una cura completa. Era alérgico a casi todo, incluyendo el pan. Mis padres tuvieron que comprar pan de arroz para que pudiese comerlo. Solo podía comer carne, algunas frutas, un par de vegetales y arroz; eso era todo. En resumen, era una dieta muy restringida. Para mí no existía el lujo de comer las cosas que otros niños disfrutaban – no había tortitas, ni galletas, ni chocolate ni pizza; era alérgico a todo.
Desde los ocho años hasta los quince probé una gran cantidad de fármacos distintos para el problema de piel y las alergias a la comida. Entre ellas había bastantes cremas de hidrocortisona, pero no funcionaban. Había tantas que la lista parecía infinita. Muchas veces, cuando el problema empeoraba me daban un medicamento llamado prednisone Ayudó a mantenerlo controlado por un tiempo, pero pronto volvía a brotar y tenía que tomarlo de nuevo. Era un ciclo. La piel alrededor de mis ojos incluyendo los párpados, tenía un matiz púrpura debido a la cantidad de fuertes cremas que utilizaba y a la frotación constante.
A esa edad siempre me estaba preguntando por qué de repente mis problemas de piel resurgían sin causa aparente. Un día estaba bien y jugando afuera, y al siguiente estaba encamado. O me iba a dormir estando bien y me levantaba a la mañana siguiente con los ojos inflamados, bultos rojos en el cuello y la cara y mi piel blanquecina y escamada. Mis padres se preguntaban cómo podía ocurrir esto tan rápido en una noche. No podíamos explicárnoslo. Cómo podía pasar de estar ‘normal’ a ‘enfermo’ en un período tan breve de tiempo, simplemente no tenía sentido. Era como irse a dormir y meterse en una pelea a puñetazos y despertarse al día siguiente grotescamente cambiado. Parecía no haber una explicación posible a cómo y por qué sucedía esto en tan corto período de tiempo.
Las zonas más afectadas por el eczema eran la cara, los codos, la parte posterior de las rodillas y detrás de las orejas. Los médicos decían que tendría este problema toda la vida. Dijeron que más adelante no sería tan grave y que remitiría, pero que seguiría en estado latente. A mí me parecía que estaban siendo muy imprecisos, pues acababan diciendo que quizá estaría completamente bien algún día pero no podían asegurar cuándo.
Entre los dieciséis y los veintitrés años, incluso aunque era muy visible, el eczema mejoró. Mi piel no estaba tan escamada y mis ojos no estaban tan caídos como antes. Las alergias a la comida se redujeron también un poco, pero lo extraño era que no eran constantes. Algunas veces podía comer por ejemplo trigo, al año siguiente no podía, después podía volver a comerlo y entonces, al cabo de un tiempo, de nuevo no podía. No tenía sentido.
Entonces, en 2007 cuando tenía 24 años, el problema de piel empeoró rápidamente. Con mi historial de medicinas alopáticas inefectivas, decidí buscar métodos de curación alternativos. Esta vez fui a ver a una especialista naturópata. Me dio una dieta rica en proteínas y me dijo que necesitaba ganar primero un poco de peso y ponerme más fuerte, que ella se encargaría de erradicar el eczema. Esto nunca llegó a funcionar, pues el problema resurgía tan deprisa que no se podía controlar. Entonces abandoné su programa de tratamiento rápidamente.
Después fui a ver a un famoso médico holístico titulado en medicina bio-energética y que usaba Escaneo Electro-Dermal (Electro Acupuntura de Voll), con las ciencias de Bio-Ingeniería Neuro-Espinal (NSBE) y Análisis del Contacto de Reflejos (CRA). Mediante el Análisis del Contacto de Reflejos fue capaz de diagnosticar una infección por estreptococos que dijo causaba el eczema. El cuerpo estaba intentando librarse de la infección y los remedios normales para eliminar las toxinas de mi cuerpo no estaban funcionando. Dijo que la infección se estaba intentando eliminar a través de la piel y que eso era lo que causaba el eczema. Hizo maravillas y limpió la sangre de estreptococos, y mi situación mejoró drásticamente. Yo estaba muy agradecido por su ayuda.
Sin embargo, esto duró poco, ya que al año siguiente, en otoño de 2008, mi estado volvió a deteriorarse nuevamente. Cuando tocó fondo, con renovada intensidad, daba bastante miedo. De repente, estando en la universidad, me puse muy enfermo. Me vi forzado a retirarme de las clases. Mi piel se secó tanto que tenía que estar encamado durante la mayor parte del día. Incluso ducharse era difícil, pues mover el cuerpo hacía que la piel doliese, se rompiese y sangrase.
La parte más desconcertante era que la cara comenzó a pelarse debido a que se estaba desarrollando una sensación intensa de picor y quemazón que hacía que me rascase ambos lados de la misma. A su vez, la piel se desprendía y comenzaba a sangrar y a supurar un fluido húmedo limoso. Después se secaba y parecía estar bien, pero tras un par de horas una nueva ronda de intensa quemazón y picor azotaba mi cara y me hacía rascarla. Parecía una especie de ataque y lo sufría cada par de horas. Era un ciclo continuo de sangrado, supuración, formación de costras, secado y después los mismos síntomas comenzaban otra vez desde el principio. Dolía mucho y me causaba muchas molestias.
Insomnio y pesadillas: Más o menos por las mismas fechas comencé a tener problemas para dormir. Incluso cuando conseguía hacerlo, tenía muchas pesadillas terroríficas y me despertaba cubierto de sudor. Entonces salía de la cama, me secaba o me cambiaba la ropa y volvía a dormir, y volvía a suceder lo mismo. Me volvía a despertar empapado en sudor debido a otra pesadilla. Simplemente no podía dormir hasta altas horas de la madrugada, alrededor de las cuatro o las cinco. Incluso entonces sólo podía dormir un par de horas.
Después no podía levantarme ya que estaba muy cansado por todas las molestias que afrontaba mi cuerpo. Me quedaba en la cama hasta la tarde antes de poder reunir la energía suficiente para levantarme. Entonces, me duchaba y comía un bocado, pronto se hacía de noche. Así pues, cuando otras personas se preparaban para dormir, yo estaba completamente despierto. Me sentía muy solo, pues tenía poca interacción con otras personas excepto un par de palabras que intercambiaba con mis padres y hermano mientras ellos estaban en casa después del trabajo. Era la misma historia cada día; toda la noche despierto solo, deambulando por la casa, viendo la televisión, etc. hasta las 4 o las 5 de la madrugada, y entonces me iba a dormir.
Depresión: Cargado con los problemas de piel, las alergias alimentarias, el insomnio y las pesadillas, empecé a caer en un estado de depresión. Estaba tan débil físicamente que pensé que iba a morir pronto. Tenía pensamientos negativos constantes. Mi mente pensaba que incluso si mejoraba, el daño que mi cuerpo físico había recibido me podría haber causadoun cáncer y que en un año más o menos moriría de todos modos. Sentía que no me quedaba mucho tiempo en la Tierra. Era un pensamiento que me daba miedo y, junto con el picor severo, las pesadillas recurrentes y los sudores y falta de sueño nocturnos, era más de lo que podía aguantar. La molestia física ya era bastante, pero los pensamientos perturbadores incesantes eran igual de malos y pensaba que me estaba volviendo loco.
Volví al mismo médico que había utilizado el Análisis del Contacto de Reflejos para curarme el año anterior. Viendo el aspecto que tenía mi cara me dijo, “no sé qué hacer”. Estaba oyendo esta sentencia de una persona que era considerada uno de los médicos más reconocidos de Canadá en terapias alternativas de curación. Me dijo que no podía hacer nada y que debería ir al hospital para que mi estado estuviese más controlado antes de que me pudiese comenzar a tratar. Esta vez no había infección de estreptococos y no parecía haber causa. Recuerdo que aquella vez perdí la esperanza, pues el mejor médico holístico en Canadá dijo que no podía hacer nada. Volví a aplicar crema de esteroides, que ayudó a reducir el eczema, pero estaba lejos de curarme.
Ese mismo mes, cuando la situación estaba peor que nunca, comencé a visitar a un médico ayurvédico. Esto fue justo después de ver al doctor del CRA. El médico ayurvédico me dijo más tarde que la primera vez que vio mi caso, y vio mi cara, se asustó, pues nunca había visto nada como aquello. Me prescribió una mezcla de hierbas. Esto ayudó hasta cierto punto, pero la condición estaba lejos de mantenerse bajo control. Resumiendo, había visitado a doctores alopáticos, especialistas en medicina tradicional china, naturópatas, un médico titulado en medicina Bio-energética, un médico ayurvédico… pero el problema estaba lejos de estar controlado; todo había funcionado sólo de forma limitada y temporal. Parecía que había probado todo tipo de medicina disponible.
3. Un gran paso adelante
Un día, en enero de 2009, me levanté con gran dificultad. Después de ducharme bajé a la sala de ordenadores. Sólo eso requería toda mi energía y seguía pensando que iba a morir joven. Estaba física, emocional y mentalmente agotado. Comencé a buscar por internet remedios naturales/holísticos para curarme, ya que la ciencia moderna no había sido capaz de ayudarme. Realicé una búsqueda sobre “curar eczemas de forma natural”. Lo que apareció fue un enlace específico que aseguraba que el eczema se podía curar de forma espiritual. Sentí tanta curiosidad que inmediatamente hice clic en el enlace. Me dirigió a la web de la SSRF que tenía dos estudios de casos de John y Madhav Gadgil, que también tuvieron un eczema que no se curaba hasta que aplicaron el remedio espiritual de cantar el Nombre de Dios. El artículo destacaba que las energías negativas y los ancestros difuntos eran las causas del eczema en ambos casos. En aquel momento supe en mi interior que finalmente había encontrado el motivo de mi problema de piel y las alergias que me habían molestado desde la niñez. Esta era la única explicación que quedaba. Ni los médicos practicantes de las ciencias médicas ni los terapeutas de terapias alternativas habían sido capaces de curarme. Así pues, la causa tenía que ser espiritual y no física. Creé una cuenta y pregunté a la SSRF qué debía cantar específicamente. Respondieron con presteza a mi pregunta y me aconsejaron comenzar cantando el Nombre de Dios según mi religión de nacimiento y “Sri Gurudev Datta“.
Inicialmente era difícil cantar durante mucho tiempo. Eran 15 minutos al día para cada canto, con un total de 30 minutos. A medida que pasaban las semanas me esforcé para aumentarlo lentamente. En unos dos meses estaba cantando unas 6 horas al día en total. Cada día era capaz de cantar de forma más continuada. Cuando comencé a cantar, al principio, no sucedió nada. El problema de piel permaneció igual y por aquel entonces mis alergias eran graves. Hacía una dieta muy estricta y no podía comer mucho o mi problema de piel empeoraría de nuevo. A medida que seguía cantando, parecía que empeoraba.
Había ocasiones en las que de repente remitía, pero me repetía a mí mismo que esto no iba a cambiar de la noche a la mañana. Inicialmente había días buenos y malos. Según avanzaba el tiempo, sin embargo, los días buenos comenzaron a superar a los malos. Y milagrosamente la piel comenzó a estar más saludable. Los síntomas comenzaron a reducirse visiblemente pasadas tres semanas de canto. Al cabo de unos cuatro meses sentí que me había recuperado de las alergias alimentarias y la piel ya sólo se resecaba en un par de puntos, detrás mi cuello.
La piel comenzó a recuperar su humedad, la supuración desapareció de mi cara y las heridas comenzaron a secarse. Incluso el pelo de mi cuero cabelludo que había desaparecido comenzó a crecer de nuevo. Han pasado unos dos años desde que comencé a cantar y mis problemas de piel han mejorado inmensamente. No hay más sequedad, supuraciones, deshidratación ni sangrado. ¡Para mí eso era un milagro y yo estaba justo en medio!
4. Otros beneficios al comenzar práctica espiritual
Eso fue sólo el principio de la curación. Tras unas 3 semanas las alergias alimentarias también comenzaron a reducirse pero por aquel entonces no lo sabía. Después me enteré de que mi madre había empezado a introducir alimentos en mi dieta a los que originalmente era alérgico, para comprobar si me molestaban si yo no sabía que estaban en mi comida. Comencé de nuevo a comer grano entero, como cebada, y también roti (pan ácimo). Lentamente me estaba dando cuenta de que las alergias alimentarias también estaban comenzando a desaparecer.
Al cabo de unos cuatro meses sentí que me había recuperado de las alergias alimentarias y la piel ahora sólo estaba reseca en un par de puntos, detrás de mi cuello. En junio de 2009 acudí al templo de Sri Krishna con otros dos aspirantes de la SSRF en el área de Vancouver. Esto sucedió tras sólo un par de meses de iniciar el canto. Mientras hacíamos cola para la comida pensé que no iba a ser capaz de comer nada debido a mis alergias. Me sentí incómodo porque iba a estar sentado allí mirando al resto del mundo comer.
Mientras estábamos en la cola, Rain y Kristen (los dos aspirantes de la SSRF con quienes estaba), me informaron de que quizá mis alergias alimentarias eran realmente un problema espiritual en lugar de físico. Me aconsejaron rezar antes de comer y ofrecer la comida a Dios. Así que puse arroz, frijoles negros dahl y roti en mi plato y recé formalmente antes de comer. De repente era como si sintiera y supiera que estaba protegido. ¡Comí los alimentos y no sucedió nada! Sin reacciones, sin erupciones, nada. Me sentía bien. Aquel día era como si la entidad sutil supiese que Dios me estaba protegiendo y que no me podía atacar a través de la comida.
El hecho de haber pasado por una transformación como ésta es en sí mismo una experiencia muy espiritual. Lo que me enseñó realmente fue a ver cada problema de una forma holística, es decir, aplicar soluciones a nivel físico, psicológico y espiritual. Estoy muy agradecido a Su Santidad Dr. Jayant Athavale, bajo cuya guía el equipo de investigación de la SSRF prepara esta orientación inestimable para el mundo. Rezo a Dios y al Gurú para que esta experiencia mía ilustre la importancia de la práctica espiritual en la propia vida y asimismo permita a los lectores de la web de la SSRF beneficiarse de este conocimiento como lo he hecho yo.
Comentario de la SSRF:
- La causa raíz de todos los problemas a los que Sameer se había estado enfrentando desde la niñez se debía a una cuenta negativa de toma y daca con un ancestro difunto.
- La SSRF desea agradecer especialmente a Sameer por compartir esta extraordinaria experiencia con nosotros, lo cual es un testimonio del poder de la práctica espiritual. Otra cualidad de Sameer que observamos fue su voluntad y presteza a la hora de facilitarnos cualquier información que requiriésemos. Mediante nuestras conversaciones con él, la gratitud en su voz y en sus correos era muy palpable. La SSRF desea a Sameer lo mejor en su viaje espiritual y su nueva vida.