Es una creencia común entre mucha gente y culturas que sus ancestros o familiares muertos los cuidan y ayudan en sus vidas.
La investigación espiritual llevada a cabo por la SSRF corrobora el hecho de que los ancestros pueden ayudarnos. El alcance y la calidad de la ayuda dependen de la actitud de su vida en la Tierra y de su nivel espiritual. Los familiares muertos de menor nivel espiritual pueden ayudar menos que aquellos de mayor nivel espiritual. Cuanto mayor sea su nivel espiritual, mayor la cantidad y calidad de la posible ayuda que pueda dar.
En casi todos los casos, la ayuda que los ancestros quieren otorgar a sus descendientes es a nivel mundanal.
Por ejemplo:
- Ayudar a su descendiente a obtener un trabajo al poner la idea en la mente del entrevistador de seleccionarlo.
- Ayudar a una joven a conseguir el novio de su elección al poner el pensamiento en la mente del futuro novio.
- Retrasar la salida del descendiente de casa si el ancestro tiene previo conocimiento de un posible accidente, para tratar de mantenerlo alejado de la escena del accidente.
Los ancestros al ayudar a sus descendientes están en efecto aumentando el apego de sus descendientes a los placeres mundanales y simultáneamente apegándose ellos mismos. La única ayuda verdadera que los ancestros difuntos pueden dar a sus descendientes, es hacerles caer en cuenta de la necesidad de la práctica espiritual.
Como vimos anteriormente, más del 50% de la humanidad está por debajo del nivel espiritual de 30%, con una fuerza espiritual mínima. Es muy difícil para estos ancestros ser de alguna ayuda para sus descendientes. Algunas veces, fantasmas de nivel superior como brujos pueden atrapar a nuestros familiares muertos de menor nivel espiritual, y atormentarlos. A esas alturas, la supervivencia es el único pensamiento en su mente.
No obstante, incluso si algunos ancestros desearan ayudar genuinamente a sus descendientes, el destino de los ancestros benefactores es análogo a quedar atrapado en una jaula de cristal. Pueden ver la difícil situación de sus descendientes, pero no pueden llegar a ellos para alertarlos del peligro o ayudarlos a tiempo. Esto se debe a que
- o bien los descendientes no reciben o comprenden las señales enviadas por los ancestros, o no creen en ellos, o
- el poder espiritual de los ancestros no es suficiente como para proporcionar la ayuda necesaria.
Por ejemplo, un padre difunto podría querer advertir a su hijo sobre el riesgo de firmar un acuerdo de negocios a través de sueños, pero el hijo, o bien no hace la conexión entre las señales en los sueños y el acuerdo, o si lo hace, podría no darle la suficiente importancia, ignorando así el mensaje.
En otro caso, una madre difunta podría quedar forzada a ver a su querido hijo caer víctima de una drogadicción letal orquestada por un brujo sutil. Comprende la causa raíz de la adicción, aunque el hijo y el mundo no están al tanto de ello, y como su fuerza espiritual es mucho menor que la del brujo, se ve obligada a ser una espectadora impotente.
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