El siguiente ejemplo servirá para ilustrar el mecanismo de acción de la resolución.
Supongamos que la energía de la mente tiene 100 unidades. Durante todo el día, nuestras mentes están inundadas de pensamientos acerca de las distintas dimensiones de nuestras vidas. Por ejemplo, podríamos tener pensamientos sobre un suceso determinado en la oficina o en la familia o sobre lo que planeamos hacer el fin de semana (tengo que ir a la oficina, tengo que hacer esta tarea o tengo que encontrarme con esta persona). En cada pensamiento y en su realización se gasta cierta cantidad de energía de las 100 unidades. Como los pensamientos durante el día son numerosos, se gasta una gran cantidad de energía.
Cuando se inicia la práctica espiritual, se crea una impresión de la misma en la mente subconsciente. Por favor consulte los siguientes artículos para una información detallada:
Con el aumento de la práctica espiritual, esta impresión se refuerza y los pensamientos innecesarios e involuntarios se reducen mediante el método de la desviación. Esto fortalece más la práctica espiritual y se comienzan a tener experiencias espirituales de que Dios está cuidando de nuestra vida. Así, tanto la ansiedad como la sensación de que somos los “hacedores” en nuestras vidas empiezan a disminuir de forma proporcional, y comprendemos que Dios lo hace todo o se encarga de todo a medida que le ofrecemos un mayor servicio y sacrificio.
Como resultado, en niveles espirituales superiores (por encima del 70%), una persona se dirige hacia el estado del vacío de pensamientos. En este estado, si se tiene un pensamiento tal como ‘que suceda esto’ entonces las 100 unidades de energía totales están propulsando ese pensamiento o resolución y por lo tanto se vuelve realidad. Si el pensamiento es acerca de la Verdad Absoluta (Sat) nuestra práctica espiritual no se desperdicia con él. Dios mismo lleva a cabo esa misión, pues es Su misión, es decir, la propagación de la Verdad Absoluta.